En este artículo presentamos un resumen sobre los fascinantes hallazgos en esta forma de simbiosis elemental entre hongos y raíces de plantas presentados en Microbioma Academy.
Las micorrizas mejoran la nutrición y calidad de los cultivos, ayudan a combatir patógenos aumentando la resistencia de la planta, disminuye el estrés y aumenta la productividad. En el suelo mejora la estructura físico-química y cumplen un rol ecológico fundamental en la fijación de dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero.
Las micorrizas son una espectacular forma de simbiosis entre hongos y raíces de plantas, ya que ambas partes se benefician. El hongo proporciona nutrientes y agua a la planta, mientras que la planta proporciona carbohidratos al hongo. Además, ahora se sabe que la micorriza se encuentra en el 97% de las especies vegetales.
El doctor en biología de la Universidad de Granada y científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Alberto Bago explicó en su ponencia en Microbioma Academy, que son “los supraorganismos más impresionantes de la naturaleza. Porque, en realidad, la micorriza son dos organismos independientes que en un momento dado se ponen de acuerdo y viven en común, pero integrándose absolutamente”.
Existen diferentes tipos de micorrizas, pero para la agricultura las que más interesan son las arbusculares, también conocidas como endomicorrizas. Al estudiar una raíz en el laboratorio, se pueden observar los propágulos o esporas, las hifas y las estructuras arbusculares, que se ven como verdaderos “arbolitos” ocupando todo lo que es la célula vegetal.
El doctor experto en esta simbiosis explicó que los propágulos del hongo o esporas recorren el suelo hasta alcanzar una raíz susceptible de colonizar. Luego, con señales bioquímicas, moleculares y citológicas, se introduce dentro de la célula de la raíz, formando estructuras arbusculares para luego expandirse por el suelo, alrededor de la raíz.
A su vez, el hongo es un simbionte obligado porque, según señaló Bago, a lo largo de los últimos 450 millones de años -que es la última datación que se tiene de la aparición de las micorrizas arbusculares-, resulta que fue perdiendo identidad hasta hacerse absolutamente dependiente de la raíz. Otro dato interesante es que los hongos de la micorriza arbuscular forman un grupo monofilético, es decir, que vienen todos de un antepasado común pero son de especies distintas.
Entre los beneficios de la micorriza arbuscular en la agricultura podemos decir que son mucho más eficaces en el uso, tanto de nutrientes como de agua, porque logra alcanzar el equilibrio. Esto es así porque absorben o retienen elementos que son interesantes para la planta según le interesa. Por ejemplo, “el caso más claro es el de los metales pesados: la micorriza le da el cobre justo a la planta que le hace falta, pero si hay demasiado cobre en el suelo lo retiene. Entonces, son equilibrantes naturales. Por lo tanto, van a incrementar claramente la supervivencia y la producción de las plantas y, sobre todo, muy importante en situaciones de estrés ambiental”, aseguró Alberto Bago.
Es importante destacar que la micorriza no sustituye una fertilización, pero ayuda a la planta a defenderse de agentes externos, como patógenos, mejorando la supervivencia y, por lo tanto, aumentando el rendimiento de la cosecha y la rentabilidad de los insumos. Así, en una agricultura intensiva y con las condiciones ambientales actuales, la micorriza es esencial para mejorar la nutrición de las plantas y disminuir el estrés.
Últimos avances científicos en el estudio de micorrizas
Alberto Bago vaticinó que uno de los grandes avances en el estudio de micorrizas es investigar la esporulación. “Hay estudios bastante importantes en curso que dan cuenta de que las esporas se van a convertir en el propágulo fundamental de los inoculantes en el futuro. Que incluso van a superar a los que hay ahora mismo en el mercado”.
Es preciso tener en cuenta además que, todo el carbono que interviene en la simbiosis proviene del CO2 atmosférico. “A través de la fotosíntesis ingresa en la planta que lo pasa al hongo quien lo va a exportar al suelo, al micelio extrarradical en forma de lípidos. Con lo cual, debemos destacar la implicación ecológica de las micorrizas en el medio ambiente. Además ellas forman los agregados estables de suelo fundamentales para su salud, aireación y estructura”.
Pasos para obtener un buen inoculante
Para obtener un buen inoculante, el doctor indicó que primero debe hacerse una prospección del suelo. Luego establecer una planta trampa para la multiplicación de las micorrizas. Allí, se aíslan los propágulos o esporas, que deben seleccionarse para hacer los cultivos puros de las micorrizas in vitro y luego a campo.
Asimismo las características de un buen inoculante son:
- Que tenga un buen número de propágulos y que los mismos sean viables y que además duren así en su formato de presentación.
- Que no contengan otros microorganismos indeseados, contaminantes u otros sustratos que hagan diluir los propágulos de la micorriza.
- Que sea de fácil aplicación sin incrementar los costes.
- Que no contenga aditivos que engañen diciendo que es de rápido efecto. Una micorriza típica, demora una semana a dos semanas en dar resultados.
Inoculante en gel: lo último en el mercado
La mejor tecnología en inoculantes disponible en el mercado hasta el momento es el inoculante en gel que contiene todo tipo de propágulos. Es fácil de utilizar y conserva vivas todas las estructuras colonizadoras del hongo, se diluye perfectamente en el agua de riego, contiene sustancias bioestimulantes naturales de la micorriza. Cuenta con certificado de pureza. A su vez, el tiempo de colonización se reduce con respecto a los inoculantes convencionales porque al estar en un estado de gel, los propágulos están más activos que si estuvieran en forma seca con coadyuvantes o seca con sustratos sólidos.
“Cuando se aplica un inoculante, lo primero que vamos a notar es una revigorización de la planta, mayor desarrollo radicular, mayor producción y más duradera, un adelanto en la producción, una mejora en la calidad de frutos tanto en sabor como en poscosecha; las plantas resisten mejor el estrés biótico y abiótico y, por lo tanto, la producción es más saludable”, dijo Alberto Bago.
Para el uso de un inoculante se debe tener en cuenta:
- La especie y variedad vegetal.
- La edad o el porte de la planta a micorrizar, porque de eso depende la dosis que se tenga que ajustar.
- El tipo y nivel de fertilización del suelo. A veces no siempre es necesario aportar una micorriza.
- El régimen de fertilización y de riego que se va a aplicar.
- Se debe tener en cuenta un periodo de carencia y no realizar otro tipo de aplicación.
Como afirmó Alberto Bago en Microbioma Academy, esta impresionante forma de simbiosis entre hongos y plantas abre un extenso abanico de usos y aplicaciones en la agricultura por sus múltiples beneficios como mejoradores de la captación de nutrientes por parte de las plantas, reduce los costos de fertilización e insumos químicos, aumenta la productividad y calidad de las cosechas, mejora la estructura del suelo y es crucial para la fijación de carbono atmosférico.
Más sobre Alberto Bago
Alberto Bago trabajó en la estación experimental de Zaidín en Granada. Desde los inicios de su carrera científica en 1989, ha realizado sus investigaciones sobre micorrizas, realizando instancias doctoral y postdoctoral en Alemania, Canadá, Estados Unidos y Australia. Es pionero en la utilización del cultivo in vitro de micorriza para estudios bioquímicos, fisiológicos y moleculares. Cuenta con más de 40 publicaciones científicas al respecto, y es coinventor de dos patentes del CSIC.